Hoy, como todos los días, despierto con hambre.
Hoy, como todos los días, despierto soñando
Hoy, como todos los días, parece que fue ayer.
Pienso, pienso y solo pienso en lo que pasó.
Contemplo el techo sin mirarlo.
Da lo mismo que sea blanco, de nubes o de follaje.
La única voz que escucho es la del temor y la incertidumbre.
Me mantengo ciego.
Al punto que ni escucho.
Circunspecto, ecuánime, paralizado.
Los minutos pasan y tras ellos los días, las semanas, la juventud.
Solo me hundo en las arenas movedizas de mi imaginación.
Inquieta mente, atormentada
mente, me miente.
Despiadada mente.